... desde aquel once de marzo, mi Luneva, llueve sobre la catedral y tras ella. Y sigue, y sigue lloviendo, empapándolo todo, acogiendo el corazón un manantial de Amor que sobrecoge los tejados y las azoteas, los huesos del Greco respirando verdes y naranjas, morados y añiles besos de nube, siempre, enamorados del agua. Agua dulce, mi Siete, agua que ama, mi niña; y yo me desnudo ante ti, y me rindo a tus corrientes.
1 comentario:
Y sigue lloviendo...
... desde aquel once de marzo, mi Luneva, llueve sobre la catedral y tras ella. Y sigue, y sigue lloviendo, empapándolo todo, acogiendo el corazón un manantial de Amor que sobrecoge los tejados y las azoteas, los huesos del Greco respirando verdes y naranjas, morados y añiles besos de nube, siempre, enamorados del agua. Agua dulce, mi Siete, agua que ama, mi niña; y yo me desnudo ante ti, y me rindo a tus corrientes.
AT Monona
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