Destruye cimientos y escaleras
revolviendo furioso las piezas,
las tira, las recoge, las vuelca…
se retuerce en su soberbia
y por más que las ordena,
castillo de aire no encuentra.
Patea palabras y ojeras
destrozando odiadas promesas,
zarandea amaneceres y nieblas,
se regodea en la destrucción
y por más que suplica,
atalaya de aire no encuentra.
Aniquila versos y estrellas
asolando momentos de vida,
incendia con odio las olas,
inunda su desierto
y por más que lo busca,
oasis de aire no encuentra.
Llora por dentro en las noches
abanicando esperanza y olvido,
sopla su compañía y cariño,
acaricia momentos vividos
y por más que lo sueña,
su temporal lo desconecta.