-No es el momento-
dijo mientras miraba sus labios y supo, en ese instante, que se había condenado.
No es el beso que te anuda el que está dado…, no.
Es ese otro,
el beso que apeteces y te prende las arterias,
ese beso distraído suspendido entre dos labios.
Es el beso que sospechas y perfilas palmo a palmo,
ese beso inexistente que es latido,
es el beso que se vuela hacia otros labios entre el tiempo del deseo…, a ser besado.
Cillán M.
“De cómo baten las pestañas”
1 comentario:
- Que no sea el momento, no quiere decir que no me apetezca.
Bajaron los astros a elevarnos por sí solos, y ninguno de nosotros dos sabíamos qué ocurría, a qué mundo nos lanzamos… Y tus ojos entrecruzados con los míos, y aquella petición de mano a lo Monono –aun no sabíamos que éramos eso en ese momento-, y todo bajo el amparo de dos medias cebollas que nos endulzaron las caricias en el pelo, los dedos recorriendo la piel suave, muy suavemente.
- Sabía que besarías así.
Perdimos de vista a los astros mucho atrás. Y tú y yo unidos por un Amor que se fraguó en ese mismo instante, hace más de un año y un mes, y no para de crecer en nosotros. Me enamoras entre besos sostenidos en el tiempo, perennes a su paso, tan nubosos como aquel primero.
AT mi Luneva :)
Publicar un comentario