22 de abril de 2012

Sostenuto.




-No es el momento-

dijo mientras miraba sus labios y supo, en ese instante, que se había condenado.



No es el beso que te anuda el que está dado…, no.



Es ese otro,

el beso que apeteces y te prende las arterias,

ese beso distraído suspendido entre dos labios.



Es el beso que sospechas y perfilas palmo a palmo,

ese beso inexistente que es latido,

es el beso que se vuela hacia otros labios entre el tiempo del deseo…, a ser besado.



Cillán M.

“De cómo baten las pestañas”



1 comentario:

Tu indio enamorado dijo...

- Que no sea el momento, no quiere decir que no me apetezca.

Bajaron los astros a elevarnos por sí solos, y ninguno de nosotros dos sabíamos qué ocurría, a qué mundo nos lanzamos… Y tus ojos entrecruzados con los míos, y aquella petición de mano a lo Monono –aun no sabíamos que éramos eso en ese momento-, y todo bajo el amparo de dos medias cebollas que nos endulzaron las caricias en el pelo, los dedos recorriendo la piel suave, muy suavemente.

- Sabía que besarías así.

Perdimos de vista a los astros mucho atrás. Y tú y yo unidos por un Amor que se fraguó en ese mismo instante, hace más de un año y un mes, y no para de crecer en nosotros. Me enamoras entre besos sostenidos en el tiempo, perennes a su paso, tan nubosos como aquel primero.

AT mi Luneva :)